sábado, 27 de septiembre de 2008

De la palabra anticuada


Quién decide lo que se utiliza o no, quién decide lo que es anticuado. Para los amantes de la palabra esto nos deja sin cuidado, poco nos importa. Una pieza de vestir, la palabra sea escrita o hablada es una bella mujer irrespectivamente de su linaje. A través de los años destila mejor la palabra, si estudiamos sus orígenes, su etimología, encontraremos un caudal de acepciones y giros cautivantes. La amalgama de matices tales como su sonoridad, cómo se escucha, su significado, qué nos dijo en el tiempo, todo esto deviene en una apasionada búsqueda por conocer entonces su contexto histórico. Nos sorprenderá saber que palabras que hoy tienen una connotación según su espacio geográfico dista un mundo cómo se utilizó en el pasado.
Anita Navarrete Luft del Thomas More College Kentucky, Estados Unidos en su Diccionario de términos anticuados y en desuso Editorial Playor, Madrid, 1973, permite remontarnos a la época de los castillos, señores feudales, reyes, princesas, a las intrigas palaciegas, al cocinero, al lacayo, al agricultor,entre otros. Esta obra nos facilitará entender los parlamentos del Siglo de Oro Español, los desvaríos coloquiales de Don Quijote, (quijote significa armadura de la rodilla) la verborrea del Cid Campeador (decíase del guerrero que sobresalía en el campo con acciones señaladas). No era fácil vivir durante la Edad Media y el Renacimiento, un porcentaje significativo de los vocablos alude a la guerra, adarga (escudo), gambax (jubón colchado debajo de la coraza), mesnada o meznada compañía de gente de armas al servicio de un rey o caballero, gaje prenda o señal de aceptar o estar aceptado el desafío entre dos o sueldo o estipendio que pagaba el príncipe a los de su casa o a los soldados,ahora nos resulta mas comprensible lo que son los gajes del oficio. Luego continuaremos exponiendo otros hallazgos del texto en cuestión.


José G. Santos Vega, MLS